Muchos ven la poesía como un
género literario, un discurso lírico, como una forma de expresar sentimientos
mediante bellas palabras, entre otros. Sin embargo, para definir algo tan
extenso y complejo, creo que es importante involucrar a los sentimientos, por lo
que empezaré mi ensayo citando la opinión de Mario Benedetti: “la poesía es la verdadera
alma del mundo”. Coincido con él, la poesía es una herramienta compleja que
ayuda al ser humano a comunicarse, revelar lo que su alma esconde, su opinión
sobre la sociedad o su entorno y los sentimientos que estos son capaces de
compartirle. Actualmente existen diversos tipos de poesía, que han hecho que
cada autor evolucione a su manera. A continuación podremos evaluar brevemente
una de las facetas de Mario Benedetti al escribir una obra tan pura como “La
gente que me gusta”.
Benedetti fue un hombre con nacionalidad
uruguaya, humilde, nacido el 14 de septiembre de 1920, que inició su carrera
como escritor en 1945 cuando trabaja en el semanario la Marcha; fue escalando
poco a poco hasta llegar a publicar más de 80 obras, que hablan generalmente de
sus criticas ante la sociedad y la política, ya que vivió muchos de los cambios
en este rango dados en Uruguay y en Sur América; fue un artista que se centró
en dejar una huella de esperanza en el mundo y de trasmitir a su público su
deseo de que existirá una sociedad más limpia que contribuyera al crecimiento
del mundo. Por lo menos esto logra con “La Gente que me gusta”, un poema que nombra las cualidades que debería tener una persona.
Así pues, dejando de lado todas las modificaciones que ha tenido este escrito
con el tiempo o las disputas entre su autoría podemos deleitarnos con…
Me gusta la gente que vibra,
que no hay que empujarla,
que no hay que decirle que haga las cosas,
sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.
La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños
se apoderan de su propia realidad.
Me gusta la gente con capacidad para asumir las
consecuencias de sus acciones,
la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para
ir detrás de un sueño,
quien se permite huir de los consejos sensatos
dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo
misma,
la gente que agradece el nuevo día,
las cosas
buenas que existen en su vida,
que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí,
agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas,
de ofrecer sus manos
y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente capaz de criticarme
constructivamente y de frente,
pero sin lastimarme, ni herirme.
La gente que tiene tacto.
La gente que lucha contra adversidades.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente.
La gente que valora a sus semejantes
no por un estereotipo social ni cómo lucen.
La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad…
En general todo el
poema hace referencia a un estereotipo positivo, un modelo a seguir de las cualidades
esenciales para ser una buena persona… Pero, realmente ¿Qué es ser una buena
persona?... Personalmente opino que lo importante es ser capaz de reconocer los
errores que podemos cometer y de mejorar los pequeños defectos que nos
constituyen como persona. Cada persona es un poema diferente y por eso el mundo
es tan versátil. No se trata de seguir un ejemplo o un prototipo social porque
eso es lo “correcto”, se trata de conocernos a nosotros mismos y evaluar las
posibilidades que tenemos… de querer ser la mejor versión de nosotros mismos, siempre
con cualidades que nos hagan únicos.
Para concluir, les
puedo decir que lo peculiar de este poema no solo son los recursos literarios que
puso en práctica, ni su opinión sobre el tipo de gente que debería existir,
sino la falta de mucha de estas características en la sociedad actual, en donde
nosotros como adolescentes estamos aprendiendo a sobrevivir. Aceptar esto es clave
para querer generar un cambio en el mundo, el cual empieza con nosotros mismos.
Dar lo que queremos recibir y como lo queremos recibir. Dedicarnos a generar
recuerdos y sonrisas desde los valores y generar una revolución en las almas
del universo que permita la salvación de un mundo lastimado.
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